Se recordó el atentado a la Amia
En la Sinagoga Golda Meir
Ayer, en la Sinagoga Golda Meir de Villa Domínguez se realizó un acto conmemorativo a 30 años del atentado a la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), echo que sucedió un 18 de julio de 1994 a las 9:53 de la mañana en el barrio porteño de Once, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
El acto fue presidido por el presidente de la asociación israelita de la localidad, Saúl Lifchitz, quien recordó que este atentado terrorista se cobró 85 víctimas fatales y más de 300 heridos y, que hasta la actualidad aún no se ha logrado esclarecer, por ello remarcó que este triste y violento suceso debe permanecer en la memoria de todo el pueblo argentino y se debe seguir reclamando por justicia.
El acto fue acompañado por el intendente Mario López, su vice Claudia Sánchez, alumnos de las escuelas N°5 Alberto Gerchunoff, y N°11 Isidoro Suarez, también miembros de la comunidad y representantes de instituciones locales tales como Bomberos Voluntarios, Club Atlético Libertad, la Cooperativa de Agua Potable, el hospital Noé Yarcho, el Museo de las Colonias Judías, el centro de jubilados, el ex intendente Juan Romero y público en general.
Durante el recordatorio, en representación de la comunidad católica, la vecina Josefina Anselmino pronunció unas palabras y realizó una oración en memoria de los fallecidos y en una muestra de comunión y fraternidad entre ambas religiones y con un mensaje de paz y esperanza para toda la comunidad de Villa Domínguez. Además, el acto contó con una colección de imágenes tomadas por el fotorreportero Julio Menajovsky, quien documento la tragedia en una serie de fotografías tomadas a los pocos minutos del fatal suceso.
También se leyó un poema del escritor, docente y poeta entrerriano Yamil Sebastián Canelo titulado “AMIA: una herida que no cierra... un grito por justicia, que no cesa...”, el cual fue muy aplaudido por el público. Además, el presidente de la asociación israelita lo destacó como una obra profunda y muy emotiva en su composición, logrado por un joven que no es de la comunidad pero que sintió en su persona el dolor que provocó el atentado en toda la colectividad.
A continuación compartimos el poema:
Amia: Una herida que no cierra. Una herida que hace 30 años sangra de dolor y clama por justicia.
Una herida en la que todo un pueblo se desgarra de impotencia ante la impunidad.
Una herida que; vale la pena recordar y no olvidar nunca, han intentado abortar de la memoria de todos los Argentinos.
Amia nos duele y nos dolerá siempre...
Amia nos impulsa a no dar ni un paso atrás en el pedido de juicio y condena a los responsables de tamaña tragedia.
Amia nos une desde el dolor pero también desde la esperanza y desde el amor, que indefectiblemente vence al odio.
Por la memoria de esos hijos, padres y hermanos, víctima del odio en todas sus formas...
Por la memoria de los 85 que nos faltan en nuestras vidas...
Por la memoria de los que murieron clamando Justicia.
Amia es una herida abierta que nos desgarra el alma cada 18 de julio, y siempre...
Una herida que necesitamos curar en un abrazo hermano y humano, y en los valores en que las sociedades trascienden.
30 años de lucha...
30 años de dolor...
30 años en los que el olvido no ha logrado echar raíces...
Son 30 años, en que las imágenes de los escombros y la multitud agonizante y herida, nos empañan los ojos y nos movilizan...
Son 30 años, en que las sirenas no han dejado de sonar, y no dejarán de sonar hasta que haya Justicia.
30 años: El mismo dolor, la misma tristeza y el grito que no cesa: JUSTICIA.
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