La pereza del electorado ni-ni
El sacrificio de Macron al adelantar las elecciones y suprimir la asamblea nacional, lo paga la sociedad en Francia, que tiene que volver a las urnas el próximo domingo para reacomodar el panorama político. Como se sabe desde el martes, más de 200 candidatos a diputado se retiraron de la segunda vuelta, para crear un bloque entre izquierdas y oficialismo para impedir una mayoría absoluta de Agrupación Nacional (RN, en francés).
La anomalía en esta elección legislativa es que no se celebraban luego de las presidenciales. Habitualmente, estas se celebran después de elegir presidente, con la presunción de que sean una especie de confirmación de adhesión al presidente. Pero ahora, con en este panorama, si gana la pereza intelectual, no solo que ella puede llevar a votar en blanco o abstenerse, sino que puede favorecer, en el fondo, al discurso nacionalista, conservador, reaccionario, negacionista, y que apela a un populismo basado en el seguimiento acrítico a un líder.
La lógica de fondo de Macron al adelantar las elecciones, si bien ahora llama a una alianza 'amplia' contra la extrema derecha de cara al próximo domingo, es la lógica de un "lobista" que utiliza una herramienta política. Con futuras aguas divididas en la legislatura, desde su orilla, Macron podrá tallar su imagen política para futuras elecciones; él tendrá la posibilidad de gobernar tres años con un aire de hermano mayor la "cohabitation" de partidos.
Esta visión personalista es también descriptiva del estado al que puede reducirse la democracia representativa: quién tendría que representar a los ciudadanos, sacrifica la voluntad popular e impone su voluntad personal. El electorado ahora responde, y aún hay que ver cómo reacciona en las urnas en la segunda vuelta. Sobre todo luego de ellas.
Mientras las elecciones muestran una cruenta disputa discursiva por arriba, entre argumentos, promesas y descalificaciones, por abajo se ve una alza de la participación electoral, lo que muestra las ganas de la población puestas en acomodar el panorama político como algo orgánico, vivo y propio de los ciudadanos.
Hay una tendencia a la vuelta de los jóvenes entre 18 y 24 años a las elecciones. Como también dentro de los mayores de 60 años, franja de la población que se vuelca porcentualmente más para el lado del RN. Por otro lado, lo que no sorprende, pero también muestra alguna contradicción, es que la mayoría de los votantes del Nuevo Frente Popular provienen de un sector de la población con mayor poder adquisitivo y con alto nivel de escolaridad y educativo en general. ¿No sería conveniente democratizar y abrir más el debate, si bien el voto es secreto, para compartir y cotejar argumentos? Que la disputa discursiva por arriba se vuelva por debajo una escuela de formación de ciudadanos y seres humanos.
Al recordar la marcha de la historia, la piedra en el zapato serán los "ni-ni". Roland Barthes habla de este "mecanismo de doble exclusión"; devela el método de poner en una balanza (sin querer moverla) lo justo (desde una idea universalista). Sin embargo, ante la realidad del mestizaje, de los diferentes colores de la ecología, de los diferentes oficios y profesiones, de la necesidad de protección de todo aquello, salir de este pensamiento binario, para participar al fin, en necesario. Es fundamental tomar postura, porque todo aquello es negado o afirmado por uno u otro programa.
Sin embargo, los ecos del "ni-ni" vuelven a aparecer ante el pueblo francés. En ese panorama, la pereza de pensar más allá de los conformismos, la pereza de remover y poner en cuestión al menos algunos valores dogmáticos y prácticos, favorecerá a los enemigos del cambio. Es por eso por lo que hay que estar conscientemente activo, participando en la vida política, porque, de lo contrario, la pereza terminará poniendo boca abajo y mirándole la espalda a este mestizaje humano. Es la mismísima historia en marcha. No existe espiritualidad ideal, existe un espíritu de la época situado, y eso implica, en este periodo de la humanidad, el respeto a la diversidad, a la naturaleza como un objeto de derecho y la defensa irrestricta de los derechos humanos.
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