Florencia y Felicitas, integrantes de la ONG Volando Alto trabajan con niños en riesgo en los contextos más difíciles
Recorren la provincia para visibilizar los problemas • “Si no nos comprometemos, esa realidad nos va a volver en delincuencia, o en la falta de técnicos calificados” • Realidades conmovedoras que obligan a repensar el presente y futuro • El trabajo de los evangélicos ¿alcanza?
Las docentes Florencia Martínez y Felicitas Silva, integrantes de la ONG Volando Alto, estuvieron en la redacción de El Pueblo. Su entidad desarrolla un trabajo de contención y educación para niños y adolescentes marginales con sedes en dos barrios del cordón de pobreza de Concordia, La Bianca y Benito Legerén. Estuvieron reunidas con el Consejo Empresario de Entre Ríos y con la Fundación LAR, en busca de sponsorización y apoyo a su trabajo.
En el comienzo de la entrevista se refirieron a la polarización social en la segunda ciudad de la provincia. “La Concordia próspera es un tercio que está en el centro y allí no te das cuenta de la realidad externa. Pero siete de cada diez chicos son pobres en Concordia”, comentó Martínez.
– Es un dato que habla de la Argentina del futuro.
-- Exacto, es un pequeño muestreo también de la Provincia. Somos bastante ‘federalistas’ en el sentido de que las provincias quedan relegadas respecto de lo que se da en las grandes ciudades. Estos índices de los que hablamos nos marcan el destino que vamos a tener si no cambiamos las cosas entre todos. Va mucho más allá de las fundaciones y del Estado. Todos tenemos que poner un poco de nuestro lado, porque es el país que van a tener nuestros hijos y nietos.
Marcados por ‘No puedo’
Las entrevistadas se refirieron a la creciente brecha entre las clases media y alta. Martínez agregó: “La brecha se expandió más y eso provoca una diferencia social súper importante. Una mamá me decía ‘seño, quién me va a contratar, si no tengo dientes, mire mi pelo’. Son personas marcadas por el ‘no puedo’ y porque su historia familiar está marcada por el ‘no pueden’. Esas personas son la cuarta generación de pobres que, si miran para atrás, su familia tuvo el mismo destino: no poder estudiar, no tener una carrera, no poder trabajar, seguir siempre en una casa de madera, sin baños ni servicios esenciales. Ahí se agranda más la brecha para una persona que no tiene baño y no se puede bañar todos los días. En invierno, cuando las temperaturas son muy bajas y te bañás a la intemperie, ¿quién se aguanta eso? Una persona que no puede bañarse todos los días, queda aislada de un montón de oportunidades”.
– Un sector de la clase media tiene muchos prejuicios y está el mito ‘el gobierno los quiere brutos para manipularlos mejor’ ¿Son manipulables, se dan cuenta si los manipulan? ¿Son crédulos del gobernante, se mantienen distantes?
-- Martínez: Hay de todo. Hay gente muy manipulable, tanto para bien como para mal. Si se mira Concordia, es una ciudad que tiene industrias, empresas, el río. Podría ser una ciudad de punta. Pero somos la segunda en índices de indigencia en el país. Por un lado, hay gente muy manipulable porque es tal la desesperación por tener comida. Nos encontramos con padres que vienen llorando porque no tienen para darles a sus hijos. La mamá de uno de los chicos me dijo ‘lo mío es el mate todo el día’. El bolsón de comida sirve, en estas situaciones. Es tal la desesperanza que toman lo que le dan, gobierne quien gobierne. En nuestra experiencia, no encontramos gente politizada. Pueden llegar a tener una idea, pero no se fijan quién gobierna, eso pasa a segundo plano.
-- Silva: Esta gente ni llega a la Municipalidad. Estamos trabajando con personas que no reciben ni siquiera, la asignación universal por hijo. Gran parte de los chicos que atendemos no fueron censados en 2022.
-- Martínez: El municipio de Concordia realiza el programa Relevar yendo casa por casa para ver estas situaciones. El Censo es cumplir un día, si en la casa no está nadie, se terminó. Hay gente que ni se enteró que había un censo y que ese día debe quedarse en casa. Para ellos cada día es igual, consiste en salir a buscar el mango ‘para pucherear’. Ahí es cuando se nos caen las estructuras.
Redes y oportunidades
Las entrevistadas señalaron que el mundo está dividido en dos partes. “Los que nacimos del lado donde están las oportunidades y los que tienen que pelearla un montón para conseguir una oportunidad. Convivimos con gente que tiene tantos derechos conculcados. Esto de ir a ‘tocar la puerta de la Municipalidad’ no se les ocurre porque, si tienen un mango para pagar el boleto de colectivo, será para llevar el hijo al médico, no para ir a la Municipalidad. Hasta el colectivo les queda muy lejos”, dijeron.
– En la clase media, uno está dentro de una red de relaciones que lo ayudan a vivir. En esos sectores, ¿qué redes de relación hay para ayudar a vivir?
-- Martínez: No existen esas redes. Sin ir más lejos, dos chicas con causas judiciales que estamos asistiendo, fueron separadas de sus familias. No tienen red de contención, ellas pueden estar mejor con nosotros, les podemos asegurar un plato de comida y un lugar digno. Somos sus referentes afectivas para tener un baño, una cama, alimentación. Eso no lo tienen en su medio.
– ¿Hay mucha prostitución en esos sectores?
-- Silva: Muchísima. Mucha prostitución y drogas, son las dos cosas que más hay en los barrios. En una nota televisiva le preguntaron a una chica de 15 años ¿Qué soñás? Y ella no pudo responder. ¡Una chica de 15 años, inmersa en ese contexto, que no tenga sueños! Es parte de una Argentina que no estamos queriendo mirar.
Religión, política y ONG
– ¿Cómo es el desenvolvimiento de las iglesias en esos barrios?
-- Silva: Hay mucha actividad evangélica. Nos encontramos mucho con ‘la fe te va a salvar’. Y no es así, porque el chico necesita un psicólogo porque sufrió una situación de abuso, por ejemplo. Ayudan mucho, está bien, pero no pueden tapar lo que otros profesionales tienen para hacer. Desde la educación podemos ver un trastorno de lenguaje, por ejemplo, o algo más neurológico y debe intervenir un profesional. Pero, en esos barrios se da mucho lo de ‘hay que creer en Dios, que te va a salvar’.
-- Martínez: Esa actividad religiosa avanza porque hay un gran problema con la política. Se habla mucho de las estadísticas porque ponen números a la situación actual. Pero nosotros nos diferenciamos de los políticos porque acompañamos personas. Cuando uno se involucra con personas que no tienen para comer, la cosa es diferente. Ya no es un número: siete de cada diez. Son personas: es Nati, es Sol, es Martín. Es más difícil no hacer nada que hacer algo cuando te dejás interpelar por estas situaciones. Es muy difícil no hacer nada.
Quienes son
Florencia Martínez es profesora de Teología y Filosofía, tiene posgrado en Dirección y Gestión de Organizaciones Sociales por la Universidad de San Andrés, Diplomatura en Liderazgo e Innovación Social.
Felicitas Silva es profesora en Enseñanza Primaria. Se especializó como coaching educativa y tiene otra especialización en Alfabetización y Dificultades de Aprendizaje.
Junto a Franco Bollini, ambas son cofundadoras de la ong ‘Volando Alto’ (www.volandoalto.org.ar), que con 35 voluntarios atiende alrededor de 200 niños y jóvenes en riesgo en sus dos Centros de Desarrollo de Oportunidades (CDO) en Concordia: Benito Legerén y La Bianca. Desarrollan cinco programas de apoyo: Alfabetización Inicial, Alfabetización Digital, Más Oportunidades, Crecimiento Integral e Idioma Inglés. La ONG encara un trabajo en educación no formal que recibe y acompaña a chicos escolarizados con problemas de aprendizaje y falta de oportunidades.
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