Amaro Villanueva: poeta, archivista y “gauchipolítico”
El poeta, narrador, ensayista y periodista oriundo de Gualeguay, fue también fundador de la Academia Porteña del Lunfardo y del Círculo de Periodistas de Paraná, una de las entidades gremiales que dio origen a la Federación Argentina de Periodistas.
José Napoleón Amaro Villanueva nació el 13 de septiembre de 1900 en Gualeguay, en donde pasó su infancia y juventud. Desde muy niño, fue compañero del recordado Carlos Mastronardi en la escuela elemental, y esa amistad perduró a través de los años.
En 1920 se graduó como maestro normal y bachiller en su ciudad natal, en la Escuela Normal Mixta de Maestros, y por aquellos años conoció a Juan L. Ortiz, en la Biblioteca Popular “Bartolomé Mitre”, de Gualeguay. Entablaron una larga amistad, que en lo literario se inició con unos poemas en prosa que Amaro había escrito en el periódico Vida Nueva, que dirigía su padre.
En Gualeguay editó el periódico Cascabel, y luego una revista de gran formato, Arco Iris, de la que apareció un solo número, y ediciones de narraciones del litoral, alcanzando a salir de imprenta una de Juan L. Ortiz y otra con un cuento de S. Danero, de Gualeguaychú.
En 1925, viviendo en Rosario y trabajando para Vialidad Nacional, Villanueva publicó en el diario La Nación un poema titulado “Un horgón”. Allí empezó a definir con mayor sistematicidad su trabajo en un archivo, que no abandonó nunca y a partir del cual desplegó sus futuros proyectos alrededor del mate.
Hacia 1927 se radicó en Paraná, donde fue secretario de redacción del diario Crónica, de esta ciudad, dirigido por Aníbal S. Vásquez. Dos años después escribió los sonetos “Provocación a Pancho Ramírez, desde su pedestal”; “Soneto a la vuelta monumental de Urquiza”; “Proclama a Crispín Velázquez, caudillo de hombres”; “Piedra para el pedestal de Carriego, el Viejo” y “Soneto erigido a don Diego Fernández Espiro”. Se publicaron en 1930 en la revista Nosotros, dirigida por Roberto F. Giusti y Alfredo A. Bianchi y luego se integraron en el libro Son sonetos.
Ese mismo año, el 1º de junio comenzó la publicación en El Diario de Paraná de los denominados “Versos gauchipolíticos” con el seudónimo de Pepe K. Rozo, que devino en Pepe Caroso.
Entretanto, se fundaba en Paraná el diario Entre Ríos, dirigido por el doctor Ernesto Sammartino, y donde Villanueva fue nombrado secretario de redacción. Se publicó hasta 1931 y contaba con una sección humorística denominada “El Fogonazo”, donde Villanueva participa con sus escritos, entre ellos, algunos gauchipolíticos.
En 1932 comenzó a dirigir la página literaria de El Diario de Paraná, dotándola de excelente calidad formal y dando gran protagonismo a los escritores de la región. Se desempeñó también como secretario de redacción de este matutino.
Fundó el Círculo de Periodistas de Paraná, una de las entidades gremiales que, en 1938, dieron vida a la Federación Argentina de Periodistas.
En 1936 dejó su trabajo permanente en El Diario y se dedicó a trabajar como escritor independiente. Al año siguiente publicó Versos para la oreja. Escribió Chafalonía, que permaneció inédito hasta la edición de sus Obras Completas (UNER). En 1938 publicó Mate: exposición de la técnica de cebar, y en la Revista Sur “Preludios de Martín Fierro”, artículo que integró más adelante uno de los capítulos de Crítica y pico, el libro en el que desarrolla sus hipótesis en torno a la conformación y el desarrollo de la literatura nacional.
En 1942 publicó su primera crónica paranaense en el diario El Litoral de Santa Fe, titulada “Paraná, rosa de otoño”, iniciando una serie de periodicidad semanal de manera ininterrumpida hasta principios de 1946, mientras continuaba publicando columnas en El Diario.
En 1955 publicó El ombú y la civilización, al tiempo que trabajaba como uno de los mayores colaboradores, desarrollando sus amplios conocimientos lexicográficos, de la Gran enciclopedia argentina, de Diego Abad de Santillán. Esto entre otras cosas lo lleva a dejar nuestra provincia para trasladarse a la Capital Federal.
Allí editó los libros Garibaldi en Entre Ríos y La mano y otros cuentos, y se unió con Blanca, hija del escritor Alberto Gerchunoff, con quien mantenía una relación afectiva desde hacía algunos años. En 1960 publicó El mate. Arte de cebar, obra que amplía y corrige El mate. Exposición de la técnica de cebar, de 1938.
Tiempo después vio la luz el artículo “El lunfardo”, que fue su primera sistematización del estudio del habla popular de Buenos Aires que venía realizando desde hacía por lo menos diez años. El 21 de diciembre de 1962, en la sede del Círculo de la Prensa, se fundó la Academia Porteña del Lunfardo, y Villanueva firmó el acta de fundación. En estos años comenzó el armado de un fichero lexicológico con términos lunfardos que n logró concluir. Este archivo, que se encuentra en la Academia Porteña del Lunfardo, está integrado, aproximadamente, de tres mil fichas.
En 1964 se editó El mate, carpeta con textos de Villanueva y pinturas y dibujos originales de Carlos Alonso, Héctor Basaldúa, Juan Batlle Planas, Antonio Berni, Horacio Butler, Juan Carlos Castagnino, Juan Grela, Roberto González, Enrique Policastro y Raúl Schurjin.
Falleció el 5 de agosto de 1969 en la ciudad de Buenos Aires, mientras continuaba trabajando en sus proyectos archivísticos sobre el mate y el lunfardo.
(Fuente: Eduner)
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